Salida de emergencia

Necesito que me vayan evacuando el corazón, muchachos, hay algunos funcionarios amañados ahí dentro y no sé si es la modorra, si es que tienen sillas ergonómicas, cómo irán a reaccionar ante un incendio, qué tal les funciona el aire acondicionado, la ventilación o la cafetera (que no es cafetera, sino uno de esos filtros de tela viejos que se demoran mucho o poco tiempo en filtrar el café, dependiendo del estado de ánimo de la doña).
Necesito que se enumeren y me expliquen qué los motiva a quedarse, si fue que instalaron antena parabólica o se la pasan jugando canicas, parqués, ajedrez y solitario. O si andan perdidos hace años, buscando una salida quirúrgicamente correcta.
Vayan llenando la planilla para confirmar sus nombres, edades, procedencias, estratos socioeconómicos, marcas visibles y fechas de vencimiento.
Hay un mundo allá fuera, muchachos, árboles que cambian de color con la lluvia, bicicletas, volcanes nevados y columpios de vuelo. No sé qué hacen con la nariz aplastada contra un vidrio, las caras iluminadas por destellos de amor que no son suyos.
Mi corazón está pesado, congestionado, tiene muchas grietas, necesita fumigación, sesión de Feng Shui y tratamiento de Reiki. Voy a repensar la distribución de los muebles, quitar esas alfombras y reemplazar toda la nómina.
Muchas gracias por sus servicios, los tendré en cuenta para futuras equivocaciones.